Clasica, amplia, con materialización y funcionalidad tradicionales, ubicada frente a un lago y rodeada de jardines, la vivienda reúne todos los atributos que la convierten en el ideal del buen vivir. Esta residencia da una imagen serena, elegante y romántica gracias a la sucesión de cubiertas de distintos tamaños y alturas; las tejas envejecidas y las molduras que terminan de rematar. En la fachada se privilegió la importancia del acceso principal, con porche y puerta de doble hoja de madera lustrada.